en su forma actual, fueron establecidos por el Papa Juan Pablo II y promulgados en 2005 por el Papa Benedicto XVI, que eliminó el término "diezmo" del quinto mandamiento (pagar el diezmo, como de costumbre), cuyo significado real era, obviamente, una contribución a las posibilidades de cada uno, y no es un impuesto, o el impuesto sobre la renta.